lunes, 25 de febrero de 2013

Tiempo

¡Rápido, ya ya! Apura el paso que la vida nos pisa los talones.
¿Es que no entiendes? ¡Dije rápido, rápido, ya!
¿Pero por qué no sigues mi ritmo? ¿Acaso eres sordo o lento?
¡Pero, por favor! Que apures el paso te dije, que la vida nos está ganando carrera y no quiero despertar.
¿Es que vos sí? ¡Pero si es tan lindo este sueño! ¡Esta tregua que la vida nos dio!
Que no quiero despertar y encontrar que terminó este sueño dorado ¡Este stand by que ganamos por sorteo!
Cuantos habrán querido matarnos, pidiendo prórroga para ver si conseguían algo.
Ja, nosotros nunca lo necesitamos. Teníamos lo que queríamos y fuimos por más.
¿No fue genial? Descubrir que habíamos ganado la carrera al tiempo, que nos había abandonado para dejarnos en paz.
¿Por cuánto fue? Ni yo sé ¡Es que pareció tan eterno y tan efímero al mismo tiempo!
¿A vos también te pasó lo mismo? ¡Ya ni me acuerdo cuando llegamos acá!
Sólo sé que le ganamos al tiempo y a la vida, a la rutina y al cansancio. Juntamos valor y vencimos a todo.
¡Y la recompensa fue tan satisfactoria! ¡Tan sublime!
No corras más, amor. No más.
Que llegamos donde queríamos y no quiero correr más ¿No ves que así se quieren vengar?
¡Esas malditas agujas ofendidas porque las olvidamos!
Mueven sus caderas indignadas porque alguien no las quiere, alguien las ha olvidado y no las necesita.
¿Es que quién puede pensarlas cuando hasta la malviviente vida dejó de ser tan importante?
Si salimos victoriosos, si vencimos a la vida y a la muerte, al todo y a la nada.
¡Si inventamos nuestro tiempo y nuestra vida! ¡Si dibujamos nuestro propio relojes que no marcan minutos que condenan ni días que envejecen! 
Si tu sonrisa inicia mi día y tu abrazo la finaliza.
Si tus ojos son mi vida y tus manos mi guía.

domingo, 24 de febrero de 2013

Compañía

Me gustan los sueños que inventas, me gusta recostarme en ellos y soñar que vivo ahí dentro, donde tu mente inventa juegos y hazañas maravillosas todos los días y noches con lluvias estrelladas que cantan las buenas noches.

Me encanta apoyar mi cabeza en tu estómago, sentir el ruido que hace cuando tienes hambre o la calma que me transmite cuando duermes, al igual que tu respiración pausada y a veces algo agitada que canta melodías a mi oído cuando la noche cae silenciosa a mi alrededor.

Me agrada el calor que le transmites a mi cuerpo y alma cuando me abrazas, envolviéndome en tus brazos, volviéndome un ser pequeño que sólo necesita de tu protección para seguir día a día, la paz que sabes darme con sólo sostener mi mano.

Me volví adicta a tu tacto, a tu frente chocando con la mía y nuestras narices rozándose lentamente, a tus besos suaves que siempre demuestran cariño y tus manos que me buscan cuando hay luz y oscuridad.

Me acostumbré fácil a tu risa contagiosa y algo aniñada, al chanchito que sale y achica los ojos cuando el chiste es muy gracioso o sale aguda y entrecortada cuando no lo es. A sentirte cerca, a levantarme y saber que estarás al lado mío no importa donde estés.

A decir te amo y escuchar un yo también.