¡Pero es, mi amor, tan difícil ser lo que buscas! El peso de
resultar el encuentro de una búsqueda cae sobre mí y me complica ser lo que
esperas.
¿Qué esperas en mis respuestas? ¿En mis acciones? ¿Qué es
esta prueba a la que me atas y yo hago?
¡Aprisiona tanto la explosión que desatan mis actos! La
tormenta de condiciones que me atan a ti, condicionando mi libertad.
Me encarcela la órbita que hacen depender nuestras acciones
al otro, la espera de ver lo que haces y cómo lo haces, la des-espera de ver
cuánto tiempo más tengo que esperar a que las contraindicaciones abandonen tu
cuerpo.
El efecto secundario que ocasionan en el mío.
¡Pero es que me gusta
tanto el sonido de tu voz y cómo tus labios se mueven al decirlo! La sonrisa de
lado y el brillo en tus ojos, que todas las prisiones que armamos a nuestro
alrededor parecen irse tan rápido como llegaron o simulan ser tan bien
acogidas, un mal mínimo al placer que me das.
Pero está, el círculo está y asfixia, asfixia tanto que
parece hacerme reventar y cada día es peor, más chico, más fuerte, más
resistente y me ahoga la dependencia, el estímulo respuesta en el que estamos
atrapados.
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