domingo, 25 de marzo de 2012

Poderosa

Una parte de mí sigue pensando que te traiciona, que prometí volver y ahora estoy buscando otra cosa. Cada vez que busco algo más no puedo evitar compararlo con vos y cuando algo me entusiasma dentro mío hay una voz que me dice que está mal, que no tendría que sentirme así porque yo dije volver. Yo dije volver.

A veces quiero, tú sabes, volver. A veces agarraría mi mochila, las monedas y me tomaría el 33 e iría hasta allá para verlos porque los extraño TANTO pero no es sólo ir a verlos como tantas veces hice. No puedo volver a medias, decir que tal vez vuelva la semana que viene cuando yo sé que no lo haré.

Es hora de dar vuelta la página (dije tantas veces eso). No puedo negar la influencia que has tenido en mi vida y que mucho de lo que soy ahora es gracias a vos, a tus ideas y a todo lo que me han transmitido mis compañeros, hasta los que me traicionaron. Creo que nunca fui conciente de lo lejos que llegaría por una idea hasta que me vi defendiendo esta causa con uñas y dientes.

Muchas veces me pregunté si podría haber aguantado un poco más, si podría haber soportado lo que se venía. Ya los golpes se habían terminado (en teoría), quedaba levantar las ruinas y ponerse a trabajar de nuevo con todos en contra. Quedaba hacer tripas corazón y comenzar de -10.

Supongo que habría podido pero ya nada era lo mismo. Todo ese amor ciego se había ido ¿Y cómo podía hablarle a alguien del amor a la causa cuando ni yo lo sentía? ¿Con qué cara me paraba frente a un espacio, intentaba que los chicos lo respetasen y que los vecinos se apropien de él si no lo sentía mío? ¿Con qué fuerza me enfrentaba a todo lo que me venía enfrentando desde hacía un año y medio si ni yo tenía en claro el por qué lo hacía?

Supongo que siempre compararé todo lo que haga con vos, siempre recordaré las fuerzas sacadas de no sé dónde para seguir trabajando. El no comer para vender revistas, el caminar hasta el cansancio, con lluvia, frío y calor. El no dormir. El no ver amigos y familia sólo por militar.

Gracias por enseñarme tantas cosas, por las alegrías y hasta por los llantos. No me hubiese gustado que todo terminara así. No me hubiese gustado que esto terminara pero descubrí cuál era mi límite y hacer las cosas por la mitad nunca fue la idea.

Adiós, Poderosa.

No hay comentarios: