domingo, 5 de octubre de 2014

#1 Todo lo que son

Hay historias que no necesitan introducción, ni siquiera grandes explicaciones. Todo lo que necesitan saber es que fueron dos personas que, entre todas las millones que hay en el planeta y con la infinidad de lugares que existen, se encontraron y no solo se encontraron, como escena de película, tan de casualidad que parece planeado, sino que también se vieron.

Y no fue de esas miradas rápidas, tan de reojo que no ves nada. No, ellos se miraron por completo, enteros y de lleno.

Ella vio los dos lunares de su mejilla izquierda, el labio superior más chico que el inferior y el hueco pronunciado de sus ojeras. También vio la historia que cargaba sobre su espalda, los cambios de opinión constantes, el amor a los video juegos y el cansancio de correr y sentir que no te moves, del miedo a la quietud que agota más que la carrera constante.

Lo vio y quiso más porque no todos los días se ve con tanta intimidad a alguien y mucho menos en tan poco tiempo.

Lo mismo le sucedió a él. La vio de una forma inusual, de la forma que parejas de generaciones enteras jamás llegaron a hacerlo. Con la seguridad de saberlo todo, sin el agobio de sentirse atrapado por el otro. Vio la miseria de tantos años acumulados, todo el dolor que se puede cargar y el lugar para más que tenia, como si cuando creyera que no puede más, la vida volviera a ponerla a prueba y ella volviera a ganarle al dolor.

Vio sus sueños y esperanzas, las risas y lágrimas. Y entre todas las diferencias que se encontraron, vieron la única cosa que tenía en común. Su soledad.

Y en ese lugar que, al igual que ella, jamás llamaba la atención, decidieron nunca, nunca más estar solos.

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